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domingo, 5 de mayo de 2013

Sobre el Tiempo y la Mirada

Cuando el posar de nuestros ojos recae en un horizonte, una delgada línea separa dos mundos, el cielo y el suelo, el aire y la tierra. Dos realidades distintas pero unidas al fin y al cabo por una delgada línea imaginaria. Es nuestra mirada la que marca donde esta ese horizonte, somos nosotros los que según a donde queramos llegar tendremos un horizonte u otro. Un sueño, una meta, un punto de referencia al fin y al cabo que nos lleva a actuar.

Durante la corta vida que de momento tiene este blog, hemos reflexionado a cerca de intereses artísticos, arquitectónicos, incluso políticos o sociales. Horizontes y metas distintas de cada uno de los protagonistas de estas líneas, distintas todas ellas pero con algo en común, la necesidad de evolucionar e innovar, buscar un nuevo horizonte.


Ese horizonte de búsqueda es a su vez linea de tiempo, un horizonte al que todo artista, arquitecto o fotógrafo de los que hemos hablado han mirado alguna vez. Una línea temporal que marca la historia del Arte y la Arquitectura, una línea temporal formada por los horizontes y sueños de quien un día decidió luchar por ellos y plasmar en un plano, un lienzo o un negativo sus pensamientos e inquietudes. 


Es la necesidad de buscar ese nuevo horizonte la que me llevó a mi a embarcarme en este proyecto. Hoy, meses más tarde, creo que el trabajo está dando sus frutos, más de mil visitas en el corto periodo de vida que tenemos creo que es una satisfacción mas que grande. La satisfacción por haber hecho llegar algo de arte y algo de arquitectura a más gente que la que me rodea en el día a día.

Con esto me gustaría animar a todas aquellas personas que tengan inquietudes artísticas, fotográficas, arquitectónicas, musicales o cualquiera que sea la inquietud a buscar, a innovar, a no conformarse con nada, a pelear por un sueño y a no rendirse porque, en palabras de Paulo Coelho "... es la posibilidad de alcanzar un sueño lo que hace la vida realmente interesante". Esto no solo sirve para este mundo,  sirve para cualquiera de los ámbitos de nuestro día a día, no podemos quedarnos parados esperando nuestro tren, somos nosotros quienes hemos de tomar las riendas de nuestra vida con un horizonte claro, una vocación, un camino por el que andar. 

Un trabajo, una familia, una vida, algo que nos motive a trabajar. Como dijo el Papa Juan XXIII "¡Jovenes del mundo! Piensen! En lo que sea pero por favor piensen"





De París a Madrid pasando por Barcelona y Sevilla

Durante estos últimos años, Madrid persigue con entusiasmo el tener la oportunidad de celebrar unos Juegos  Olímpicos, primero fue para 2012 después para 2016 y ahora se intentará para 2020. Parece ser que lo que ocurrió en Barcelona en el ´92 supuso tanto para la ciudad y el país que ahora Madrid quiere tomar el mismo rumbo. 

Pero vamos a lo que a nosotros nos interesa. Unos Juegos Olímpicos provocan que la ciudad tenga que prepararse para la ocasión, engalanarse como una novia el día de su boda. Barcelona se abrió al mar restaurando una zona muy degradada, Londres remodeló una zona industrial en Stratford para adecuar el parque olímpico, Río de Janeiro ha realizado una inversión muy importante para organizar los Juegos en el año 2016 mejorando instalaciones y mejorando mucho la calidad del espacio en la ciudad.

Otro de los momentos para los que una ciudad se disfraza, son las Exposiciones Universales. Ocurrió en Zaragoza con la emblemática "Gota de Agua" o el tan premiado Pabellón de España de Patxi Mangado, en Sevilla con la Expo de 1992 y en todas las ciudades que han albergado una exposición universal.

Existe un antes y un después del año 1992 tanto para Barcelona como para Sevilla en lo que a calidad de ciudad se refiere pero, ¿y si la Expo y los Juegos se hubieran celebrado en la misma ciudad? Es lo que ocurrió en París en el año 1900, exposición y Juegos Olímpicos alteran el orden de la ciudad provocando numerosos cambios que ayudan a mejorar la calidad urbana de una ciudad a la que ya en 1989 se le doto de uno de los monumentos más emblemáticos del mundo, La Torre Eiffel.

1900 para París es lo que el ensanche de Cerdá es a Barcelona, es el inicio de la modernidad. Predomina el estilo Beaux Arts. "Le petit palais", el puente de Alejandro II(con un lenguaje muy sujeto al barroco)  o la estación de Orsay, actualmente convertida en museo, son algunos de los mas importantes edificios que se construyen en aquel año. 

La Exposición universal de París trae consigo numerosos avances técnicos como las aceras móviles pero sin embargo lo que en 1900 revoluciona la ciudad es el Metro, inaugurado en este mismo año con la línea Porte de Vincennes-Porte Maillot para dar servicio a los usuarios del parque olímpico. Fruto de esta construcción son obviamente las bocas de metro modernistas que se instalan como su cabeza visible.


En definitiva y a modo de reflexión podríamos concluir ahora si afirmando que efectivamente los grandes eventos en las ciudades modifican el espacio urbano. Sin embargo yo me pregunto, ¿es necesario que la ciudad mejore para albergar un gran evento? ¿No debería mejorar simplemente por el hecho de ofrecer mejores servicios a sus ciudadanos del día a día que son al fin y al cabo los que hacen la ciudad?

 

Un camino solo de ida

Gustave Courbet fue un hombre peculiar, díscolo y polémico en la vida ordinaria que supo trasladar a la perfección su forma de ver la vida a su obra pictórica. Él mismo se definía como borracho y mujeriego, socialista, pintor de izquierdas. Muy metido en la vida política de la época trata de trasladar al lienzo todo aquello que hasta entonces pocos artistas se preocupan de retratar, escenas pictóricas muy usuales en la vida diaria pero que sin embargo no habían tenido cabida en arte hasta aquel entonces.



No obstante no podríamos obviar que alguien como Gustave Courbet tiene como fin último criticar a la sociedad y enfatizar una realidad que para su entender no era la adecuada. Es el caso de "El entierro de Ornans" ciudad natal del artista en la que retrata a una sociedad muy reglamentada, encerrada en unas normas y sin ánimo de prosperar.  

Algo parecido ocurre con "El estudio del Artista", donde se divide claramente a la sociedad en "condenados" y "salvados" tomando una actitud cristocrática y poniendo al propio artista como redentor de la sociedad.

Como podemos observar, Gustave Courbet plantea la crítica desde la sutileza, desde el mostrar las cosas tal como son, como ocurren en la vida y que sin un poco de reflexión pasan desapercibidas. Sin embargo, todo esto se hace bajo un prisma subjetivo, un pincel y un lienzo donde manda un pensamiento político que a mi modo de ver puede enturbiar en algún momento la sutil y fina critica transformándolo en un camino con un solo sentido, sin vistas a la evolución ni al posible cambio, algo que el propio artista critica.


jueves, 25 de abril de 2013

La Emoción de la Sencillez

Si planteamos la pintura como algo capaz de retratar un momento, un instante, algo capaz de poner en valor una escena que ocurre en milésimas de segundo y en milésimas también se esfuma, podremos vislumbrar con más facilidad lo que a la fotografía se asemeja. Es el caso del Impresionismo, grandes pintores como Monet o Renoir, entre otros muchos, son algunos de los grandes exponentes de este movimiento.

El impresionismo, relegado por la critica pública en sus inicios, trata de mostrarnos una realidad cotidiana, algo cercano a la sociedad pero cargado de intención representativa. Su encuadre, su color o su técnica dotan a este movimiento de una identidad propia que trasciende del lienzo para llegar directamente al espectador. 

En el caso de la fotografía esto es mucho más claro, es algo obvio decir que la fotografia es fruto de fracciones de segundo. Sin embargo no es ahí donde tiene lugar la comparativa. Es la intención primera de retratar un instante la que hace de la fotografía algo mágico. Un instante que nos cautiva y enamora, que transmite sensaciones, que nos hace sentir un momento y un lugar. En definitiva un instante que va más allá de lo que nuestros ojos perciben y es aquí donde la fotografía y el impresionismo se mezclan para hacernos un regalo, un presente en forma de emoción, la emoción de la sencillez.




martes, 18 de diciembre de 2012

"Citizens"


La ciudad como modelo pictórico es uno de los mayores reclamos en la historia de la pintura. La idea de tomar un modelo aparentemente inmóvil a lo largo del tiempo para transmitir un querer favorece una reflexión profunda sobre lo que la ciudad es o debería ser.

El ejercicio de la Arquitectura también se presta a una introspección a cerca de lo que la ciudad representa o significa y es esto lo que ha llevado a muchos arquitectos a retratar la "Ciudad ideal" y buscar más allá de lo puramente arquitectónico para alcanzar una dimensión más social. Sin embargo, me gustaría centrarme en la idea de ciudad como método para transmitir.

Es aquí donde nos encontramos con artistas de la talla de Edward Hopper, cuyo afán por mostrar y retratar la soledad de la sociedad americana le lleva a ilustrarlo de un modo en el que la ciudad como escenario donde nada pasa retrata al ciudadano. La ciudad como medio de comunicación.

A la hora de trabajar sobre la ciudad como medio de comunicación no podemos pasar sin tener la necesidad de nombrar al maestro Antonio López, cuyas fantásticas pinturas y sobre las cuales podríamos encontrar un punto de unión con Edward Hopper. En su cuadro "Madrid desde Torres Blancas" el pintor de Tomelloso plasma una ciudad conformada únicamente por edificios, plasma la ciudad como un conjunto de calles y casas, sin vida más allá de la que sus edificios muestran.

Es por esto por lo que me pregunto si es La Ciudad capaz de mostrar algo más sin la necesidad de dotar de vida humana los blancos lienzos llenos de muros con ventanas y puertas para nadie. Cuando una ciudad se pinta sin vida, ¿pierde esta su esencia de ciudad? Es decir y de modo más concreto: ¿son los edificios los que crean la ciudad o son sus habitantes los que la hacen? ¿Puede la arquitectura transformar una ciudad sin contar con sus "citzens"?
"Entrando en la Ciudad"(Edward H.)
"Madrid desde Torres Blancas" (Antonio López)

martes, 4 de diciembre de 2012

Trabajo y capricho

Cuando un artista es capaz de combinar dos estilos completamente distintos en función de un momento es signo de una madurez importante asi como de una experiencia sin precedentes. Francisco de Goya es uno de estos artistas capaces de hacerlo.

Goya fue un artista muy polifacético y esto le va a llevar a tener discursos completamente contradictorios. Es cierto que un pintor puede ir evolucionando a medida que avanza su vida y obra, lo hemos visto en multitud de ellos así como también en escultores o arquitectos. Pero lo característico de Goya es que es capaz de combinar todos estos estilos al mismo tiempo.

Mientras realiza retratos para la casa real está haciendo los caprichos, una serie de grabados muy críticos con la sociedad y el clero. Esto nos demuestra la capacidad de cambio y amoldamiento a cualquier circunstancia.

Esta capacidad de cambio es la que me gustaría reseñar para la labor de un arquitecto y a mi impresión todo aquella persona que se precie también debería. No estoy hablando de actuar como no pienso sino de saber adaptar el trabajo a unas circunstancias determinadas.

Francisco de Goya era también un gran intelectual y esto también tenía mucho que ver en su vida artística  Su obra la podríamos separar en dos grandes bloques: el trabajo técnico, y el trabajo intelectual. Esto no quiere decir que sean únicamente técnico o únicamente intelectual, pero si que predomina mas el uno que el otro, aunque sobre todo en el segundo haga falta gran parte de ambos.

Estoy seguro que en el trabajo de Goya existe un nexo de union entre los diferentes tipo de trabajo, estoy seguro que el trabajo de goya es como un yin&yang en el que en todo lo blanco existe algo de negro como que en todo lo negro existe algo de blanco, al fin y al cabo fue la misma mano la que pinto Anibal cruzando los Alpes, El retrato de la Duquesa de Alba y Saturno devorando a su hijo.



El torso empalado

Francisco de Goya es uno de los máximos exponentes de la pintura española. Suyos son trabajos como la serie de Caprichos, las pinturas negras, los retratos de la casa real, sus autorretratos y otras más. Para llegar a ser capaz de dibujar tanto sin repetirse es necesario tener en la cabeza imágenes de otros artistas y otros tiempos que nos ayuden a proyectar, ya sea una pintura una escultura o incluso una obra arquitectónica.

El caso de Goya no iba a ser diferente, tenemos por ejemplo una clara relación entre el torso de belvedere que claramente influye a Goya para dibujar uno de sus caprichos titulado "Esto es peor" mas comúnmente llamado como "El empalado". Otro de los casos en el que Goya se inspira es en la escultura de Bernini titulada "El alma condenada" para crear "Saturno devorando a su hijo".

Estos sin embargo son solo algunos ejemplo de este imaginario cultural necesario para Goya. No quiere decir que Francisco de Goya mire a estas esculturas para realizar sus obras, lo que ocurre es que él ya las ha estudiado y por lo tanto permanecen en su retina a la hora de proyectar.


Esto es algo que deberíamos tener muy en cuenta los estudiantes de arquitectura y los arquitectos ya que en muchas ocasiones tratamos de buscar lo novedoso y el no parecerse a nada para ser originales. Esto tiene varias pegas, una de ellas es que podemos cometer el error de por buscar la novedad descentrarnos de lo que importa y centrarnos únicamente en la forma dejando de lado la función. Es necesario tener en la retina muchos ejemplos del pasado para aprender de ello y ser capaz de utilizar recursos sencillos y buenos a la hora de proyectar.